jueves, 14 de febrero de 2013

De "No me digas que me amas"

BOLERO



En aquella sala de baile
sólo el destello de tus ojos
y el rumor de tu mano
acercándose a la mía.

Bailamos el amor imposible, el abandono
y otros boleros
entre la hojarasca de todos los poetas
borrachos de palabras, ahítos de vodka.

Aleteando dos gardenias
abismando cada vez más
los besos al compás de la vieja victrola
nuestros cuerpos se buscan.

¡Ah, el tigre violeta de mi deseo!
¡Ah, el veneno azul de tu deseo!

Mis labios maduran.

Cuando el fragor se aplaca
y tu dulce cuerpo se aquieta,
tu mano me entrega sus últimos pétalos.
Una luz gotea tenue sobre tu espalda.





COMO UNA MELODÍA


Como una melodía de Edith Piaf
que sonara en una vieja pianola
y, atravesando el patio
se dejase caer lentamente desde el fin del mundo,
así llega tu recuerdo.

Quiero cambiar de doctrina;
no sufrir el mordisco del chacal
en mi dulce carne.

La voz se repite dentro de mí.
Cierro los ojos como si fueran sábanas de limo.

El acordeón
se funde con esta saudade.

Ya no se estila morir de amor
ni de desamor.

Pero la alondra
continúa lanzando sus saetas
directo a mis arterias.
Y camino como dice el cuento:
dejando un rastro de sangre
reconocible
sobre las amapolas de mi puerto.




CIUDAD LETAL



Como una virgen de adornado altar en un mercado,
aguardo.

La ciudadela, amada vestida de tules y enguantada.

Busco tu rastro, entre los ojos, entre las butacas vacías.
Sé que estás al otro lado,
sé que eres otro. Aunque te veo y te toco.

Aquí, en el Infierno, entre risas disonantes.

No te puedo amar, Orfeo, cuando buscas rescatarme.
Yo, Eurídice vagabunda, miro un bello rostro de yeso
en la esquina de la discoteca.

Huyo a otra caverna.
El proceso es arduo.

¡Canta, Orfeo!
Quizás así espantes las olas de susurros
que como lenguas de lodo
nos acosan.
¡Canta, Orfeo!
¡Antes de que la marea del Averno nos separe!

Perdidos
como cuervos en el mediodía equinoccial y espeso,
ciegos de esplendor y perversión
caminamos de la mano.

Sabiendo
que la ciudad letal tiene marcados nuestros pasos
como ríos que se alejan hacia diferentes océanos

Natasha Salguero en pocas letras

Natasha Salguero Bravo


Premio Nacional de Literatura “Aurelio Espinosa Pólit”.por su novela “Azulinaciones” en 1989; Premio Gabriela Mistral de Poesía,1989. Mención especial de honor al mérito literario, Unión Nacional de Periodistas, 2006. Textos y poemas suyos han aparecido en diversas antologías y han sido traducidos al inglés, al italiano y al hebreo. Publicaciones principales: Novela: “Azulinaciones”. Ensayo: “Nace una Danza”; “El labrador del aire y el teatro de Miguel Hernández”; “Canción del amor que se anida en mi pecho” y numerosos ensayos sobre danza, teatro y literatura en revistas y periódicos del país. Poesía: “Heréticos y eróticos”, “Cantos de venada y de jaguar”, “Nave palabra”, “No me digas que me amas”, y “Jaula de signos”. Editora y compiladora: “Wilson Pico: cuarenta años en escena”